El próximo miércoles se celebra lo que toda la vida ha sido en España la Noche de Difuntos y últimamente llamamos Halloween. Hasta la carnicería que tengo debajo de casa ha puesto, en su mostrador, un esqueleto enjaulado rodeado de telas de araña. Reconozco que soy un poco como el Grinch de esta fiesta tan popular en EEUU. Lo siento, pero yo me niego a celebrar Halloween. Y no es porque la temática en sí me disguste, todo lo contrario, la verdad es que, salvo las arañas gigantes, me encanta esa estética tétrica y de terror. Simplemente no entiendo porque tenemos que celebrar una tradición que no es nuestra. Pero bueno, como no puedo luchar contra esta corriente, por lo menos voy a intentar conocer qué se celebra exactamente en Halloween.
Debemos reconocer que todos nosotros conocemos el Truco o trato por haberlo visto, hasta la saciedad, en series y películas estadounidenses. Es cierto que ha sido este país el que ha popularizado esta festividad que, con muchas variantes, se celebra en otros muchos lugares de Europa.
De hecho, el origen de Halloween tenemos que ir a buscarlo en los pueblos celtas de Irlanda. Estas sociedades celebraban, la noche del 31 de octubre, un festival conocido como Samhain, que significa, fin del verano. La fecha elegida para la fiesta coincidía con el final de las cosechas y con ella se daba la bienvenida al nuevo año celta. Desde el punto de vista de sus creencias, este festival representaban la muerte y renacimiento de su Dios, un ciclo vital que coincidía con el de la naturaleza.
Así, durante esta noche, los celtas creían que la puerta entre el mundo de los muertos y el de los vivos se mantenía abierta, durante unas horas, por lo que los fantasmas de los difuntos podían vagar libremente. El más allá siempre ha suscitado miedo entre las personas, por eso, con la intención de guiar a los espíritus de vuelta a él, se prendían nabos a modo de faroles que indicaban el camino. Además, los niños, recogían presentes de todas las casas para ofrecérselos a los Dioses, mediante un ritual sagrado, y pedirles que los protegieran de los fantasmas con malas intenciones.